¿DICTADURA O DEMOCRACIA? por Alonso Núñez del Prado Simons
—
Por
ahí todavía quedan algunos pocos fujimoristas escondidos...
—
No
somos tan pocos y por lo menos yo no me
escondo...
—
¿Estás
hablando en serio?
—
Por
supuesto... No soy exactamente un defensor de Fujimori, ni de la corrupción,
sino de un gobierno fuerte y autoritario. En países como el nuestro la
democracia no funciona...
—
Esa
es la vieja cantaleta de todos los fascistas...
—
No
me vas negar todos los logros del Gobierno de Fujimori: el terrorismo, la
inflación, la reinserción en el sistema internacional...
—
Algunas
cosas hizo, pero las hizo mal. Mira, hace unos días un profesor de la Católica me contaba que
en su clase había preguntado a los ochenta alumnos, si conocían a alguien que
ahora estuviera económicamente mejor que el 90... y escucha bien, no solamente
si alguno de ellos o sus familias estaba mejor, sino si conocían a alguien que
lo estuviera.... y sabes qué... sólo uno... sólo uno conocía a alguien que
probablemente, creía él, estaba mejor que hace una década...
—
Bueno
yo no sé... quizá yo mismo estaba mejor hace diez años, pero a ese profesor hay
que decirle que les pregunte a sus alumnos si conocen a alguien que preferiría
vivir en el Perú que nos dejó Alan García,
y vas ver que todos van a levantar la mano...
—
Siempre
he reconocido que el gran mérito del Chino fue haberle devuelto la esperanza al
país. El problema es que lo que escribió con la derecha, lo borró con la
izquierda. El Perú que nos ha devuelto está peor que el que le entregamos... y
esto último es subrayadamente verdadero, “que le entregamos” especialmente a
partir del golpe del 92. Tenemos que reconocer que nos dejamos avasallar...
—
En
verdad, ¿crees que el Perú está mejor que el 90 o 92? Haz un poco de memoria:
la inflación, el terrorismo. A esas alturas el Perú parecía inviable...
—
Pero
el Perú de hoy es un país destrozado, sin instituciones, con una recesión
espantosa y lo peor de todo: sin moral. La corrupción ha calado hondo y ha
penetrado todos los niveles de la sociedad. Desgraciadamente el ejemplo de los
“padres de la patria” ha servido para que hoy nada sea condenable. Felizmente
que en medio de todo estamos dejando de lado esa vieja costumbre peruana de
“borrón y cuenta nueva” cada vez que se cambiaba de gobierno. ¿Con que
autoridad moral se puede hoy penar a un evasor de impuestos, si una buena parte
de lo recaudado ha ido a engrosar los bolsillos de unos delincuentes?
—
Ya
te dije que no estoy defendiendo al gobierno de Fujimori, ni a la corrupción,
sino la necesidad de tener aquí un gobierno fuerte. Ya estás viendo lo que
pasa. Ahora quieren echarse abajo a las AFP...
—
El
que se hiciera un planteamiento no significa que esté aprobado. Por otro lado,
te puedo enseñar mi último reporte de AFP. Como ya no soy trabajador
dependiente, mi fondo ha disminuido...
—
Eso
puede pasar. En épocas de crisis las inversiones pueden tener rendimientos
negativos, pero en el largo plazo terminan por ser rentables... Pero regresemos
a nuestra discusión original: ¿Crees que en el Perú es posible la democracia?
—
Los
países son como las personas. Tienen procesos de maduración y necesitan asumir
responsabilidades. No le puedes pedir a un niño que sea capaz caminar solo, si
siempre lo has tenido agarrado de la mano. Si lo educas sometido
permanentemente a la férrea autoridad paterna, no le permitirás madurar y ser
mañana un adulto responsable. Revisa la historia, especialmente la del
occidente europeo —de la que la de Estados Unidos es una especie de transplante
y continuación— y vas a ver todo lo que tuvieron que pasar para tener hoy
democracias relativamente decentes.
San
Isidro, 11 de Marzo de 2001
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